Reflejodinamia

Reflejodinamia es una técnica de armonización, es una herramienta que todos pueden conocer y estudiar para recuperar la armonía, en beneficio propio y de los demás
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Puntos reflejos
Puntos reflejos
Reflejodinamia es una técnica de armonización, es una herramienta que todos pueden conocer y estudiar para recuperar la armonía y en beneficio propio y de los demás

El reflejo de nosotros mismos

Imagine la siguiente situación: una avenida, la circulación de autos, colectivos, cada uno en su carril, queriendo ir hacia su destino predeterminado.

De pronto, los semaforos se descomponen, se rompen. Dejan de funcionar o funcionan mal. Las señales que permiten la buena circulación se alteran y provocan el desorden. Algunos se adelantan, otros se quedan. Otros aprovechan y quieren pasarse a una zona no permitida. Bocinazos, gritos, gestos bruscos, enojo.

Se produce un enorme atascamiento, obstrucción, mala circulación. Con el consecuente mal humor, fastidio, bronca de los que conducen y pretenden seguir por su camino.

Finalmente, vuelven los semáforos, se arreglan; se produce el desatascamiento, se reordena la circulación y el tránsito continúa su marcha. Se alivian los estados de ánimo; ahora pueden seguir con lo que venían...

Escenas pequeñas y cotidianas como estas pueden trasladarse al funcionamiento del organismo.

Practica de Reflejologia
Practica de Reflejologia

La condición natural del cuerpo

Nuestro cuerpo tiene una condición natural, la del movimiento. El aparato locomotor, los movimientos internos (latidos, circulación sanguínea), movimientos reflejos, voluntarios o involuntarios.

Nos movemos hasta cuando dormimos. Cuando pretendemos no movernos, más nuestro cuerpo tiene el impulso de moverse.

Tenemos ciclos de circulación energética. Ciclos diarios, mensuales, anuales. Nos movemos en armonía con los ciclos naturales: las estaciones del año, los distintos climas que estos nos brindan.

Nos movemos con la luz, reposamos con la oscuridad (a veces exactamente al revés, pero siguiendo un ciclo)

Nuestro corazón se acelera o desacelera con las emociones, con los distintos estímulos.

Por nuestras venas circula la sangre, más lenta o más rápidamente. Corremos, saltamos, nos abrazamos, miramos, caminamos, acciones múltiples que nos reflejan y proyectan hacia el entorno.

Acciones que, según nuestro estado interno, van a ser modificadas o alteradas. Algunas nos van a costar un poco más, otras nos resultan muy simples de realizar. Nuestra condición natural nos hace movilizarnos de distintas maneras y el problema aparece cuando lo que es natural, lo que cada uno -en su condición natural- puede realizar, no lo hace, no le es permitido.

El estrés cotidiano y el sedentarismo

El stress en el ritmo de vida cotidiano (sobre todo en las grandes ciudades o zonas que no siguen los lineamientos de la vida natural) va modificando hábitos y conductas.

El sedentarismo, la alimentación inadecuada (por calidad o por cantidad), comienza a producir atascamientos, desordenes en lo que debería ser la natural circulación. Vienen las enfermedades: las contracturas, los problemas posturales, el mal funcionamiento de los órganos.

Un ejemplo: una actividad sedentaria, que nos exige estar sentados muchas horas, frente a una computadora. No hacemos las pausas necesarias. Trabajamos a presión.

La sobreexigencia

La sobreexigencia se hará notar a nivel de la vista, el hígado, la vesícula biliar, de los riñones, de la circulación sanguinea, de la columna vertebral, de la presión en los intestinos y/o estómago.

Sin la gimnasia adecuada, que posibilite al cuerpo aceitarse luego de tamaña exigencia, aparecen hernias, fatiga visual, constipación, mal humor, mal funcionamiento renal, dolor, contracturas.

A veces nos acostumbramos a un estado de funcionamiento tal , que lo natural pasa a ser tener dolores, caminar con dificultad, no poder correr, no digerir bien, estar de mal humor, estar siempre cansado. Somos una permanente contractura.

Desarmonía: cuando no estamos funcionando como podríamos

Vamos acomodándonos a las limitaciones: dormimos con una pastilla, digerimos con otra, evacuamos con otra más. Visitamos más seguido a los distintos especialistas para que nos digan lo queya sabemos: que no estamos funcionando como podríamos. Y ahí vamos...

También sucede que en la vida adulta ya traemos con nosotros algunas mochilas cargadas de “distintas piedras”. Cuando hacemos consciente nuestro estado presente es cuando revisamos el pasado, conductas adoptadas, hábitos adquiridos de acuerdo con los distintos momentos vividos.

Musculos y articulaciones <br> recuperan su flexibilidad
Musculos y articulaciones
recuperan su flexibilidad

Hacer consciente el propio estado

Y hacer consciente el propio estado de funcionamiento, de relación con el propio cuerpo, es lo que nos permite revisar nuestros modos de vincularnos con nuestro entorno más inmediato. Y tal vez, comenzar a vislumbrar cómo queremos que sea nuestro modo de vida aún más allá de nuestro entorno inmediato...

Reflejología

En el momento en que el estado natural es el de la desarmonía, es cuando es altamente recomendable la práctica de Reflejología.

Cuando lo que reflejamos de nosotros mismos ya nos resulta agradable ni a nosotros mismos.

Se trata de movilizarnos para que el “embotellamiento orgánico” desaparezca y cada órgano funcione como tiene que hacerlo. Que los músculos recuperen su flexibilidad, que las articulaciones se aceiten y se movilicen en la máxima posibilidad que cada uno tenga.

Ampliando las capacidades naturales

Por medio de los movimientos específicos, percibir el estado en el que nos encontramos e ir ampliando las capacidades naturales.

Desobstruir la columna, dejarle espacio a las vísceras. Estirarnos, respirar con comodidad.

aprender captar las señales <br> que el cuerpo nos va dando
aprender captar las señales
que el cuerpo nos va dando

Microcuerpos

La indagación en el mundo de los microcuerpos, es otra vía de acceso que posibilita y ayuda a la circulación energética. Tenemos en nuestro cuerpo zonas que reflejan su totalidad y que mediante masajes van ayudando a que la energía fluya hacia sus cauces correspondientes. Los pies, las manos, las orejas, entre otros, son zonas que aprendemos a masajear en las clases de ReflejologíaEjercicios respiratorios, de fortalecimiento interno y externo. Aprender a escucharnos, a captar las señales que el cuerpo nos va dando. Para que nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestras emociones se armonicen en un ser integrado y no como si fueran elementos disociados (o dislocados) Comprender que lo que nos sucede en las emociones repercute directamente en nuestro ser físico,que nuestra proyección hacia fuera nos muestra cómo pensamos, cómo sentimos y que este modo de pensamiento está estrechamente ligado con nuestros hábitos de respiración, de alimentación y de evacuación.

La invitación está hecha para recuperar el estado de armonía que cada uno desee. En la medidade las posibilidades propias. Pero aceptando el desafío del propio reconocimiento.

Para hacernos responsables de nuestro ser y ser protagonistas del propio cambio.

Mtra. Cecilia Sosa


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